mujer que nace en la miseria y se convierte en un mito». Han pasado cuatro años desde que fue nombrada madrina de la Feria de Melilla y, ahora, de nuevo en la ciudad, hace balance de lo que ha sido su vida.
Hace cuatro años que descubrió Melilla y, desde entonces, ha regresado en varias ocasiones. ¿Qué ha sido lo que le ha enamorado de esta ciudad?
Es esta la sexta vez que visito Melilla. Lo más importante es que he hecho unas amistades maravillosas, además de que aquí vive el maestro -Armando Pelayo- con quien llevo trabajando los últimos 18 años, llevando la batuta de mi espectáculo. He descubierto que esos amigos se han convertido en una verdadera familia.
Dicen de usted que se ha convertido en una auténtica embajadora de las bondades de Melilla fuera de sus fronteras.
Cuando hablo de Melilla en la península, jamás he tratado de exagerar. Soy una enamorada de Melilla. Por encima de todo, lo que destacaría de Melilla es su gente, a la que definiría como muy hospitalaria, cariñosa, sana y muy transparente.
¿Cuando llega a Melilla respira del asalto que sufre por parte de determinados medios de comunicación?
Comprendo que los medios de comunicación tienen que hacer su trabajo. Yo contesto lo que quiero, al igual que ellos tienen la capacidad y la libertad de preguntar lo que deseen.
Sara Montiel comenzó en el cine en el año 1943, pero ¿qué significado tienen para usted las películas 'Veracruz', 'La Violetera' y 'El último cuplé'?
De esas tres películas, mi preferida es 'La violetera', a pesar de que todas las películas que he protagonizado tienen un hueco en mi corazón. Esos tres títulos significan una única cosa: el ser o no ser.
En la historia de su vida ¿dónde termina Sara Montiel y comienza María Antonia Abad?
Yo sigo llamándome María Antonia, la gente me sigue queriendo como María Antonia. Puede que la gente me quiera como Sara Montiel por otros motivos. Sin duda, prefiero que me llamen María Antonia aquellos a los que yo quiero y sé que me quieren.
¿En qué está trabajando en estos momentos?
La verdad es que ahora mismo sólo tengo tiempo para cantar. Junto a Armando Pelayo, mi maestro, estamos preparando un recital que presentaré en octubre en todos los teatros nacionales. Se trata de un recital de boleros, cuplés y tangos, las canciones más famosas de Sara Montiel.
¿Se ha planteado alguna vez qué hubiese sido Maria Antonia Abad si no hubiese llegado a ser Sara Montiel?
Sin duda alguna, hubiese llegado a ser Premio Nobel de la Literatura o de Medicina, pero estoy segura de que habría destacado.
Dice usted que vivir es un placer ¿a pesar de haber vivido de una manera tan intensa?
He tenido la suerte de que estoy viviendo una vida maravillosa. Tengo 77 años pero, si se vive con salud, no pasa nada. Vivir es un placer, y puedo felicitarme por haber vivido muchos momentos buenísimos, más que malos. Y eso, sin duda, es una suerte.
|